sábado, 10 de mayo de 2008

Las maximas del Sr. Takao

Una noche de un martes de marzo estabamos con Kumi hablando de bueyes perdidos en la confitería Cinema de Santa Fe y Callao cuando me comentó, sosteniendo entre dientes un pedazo de tostado mixto que devoraba sin piedad, de este extraño personaje: El Sr. Takao.
Oriundo de Japón, había decidido en algún momento venir a vivir a estas Pampas junto con su leal esposa para lograr un futuro lejos de su tierra natal que aún se recuperaba de las heridas que la bestialidad humana había regado en aquella pequeña isla que se hizo acreedora del premio al primer lugar donde se lanzaría una bomba atómica.
La fertilidad de nuestra tierra lo obsequió con el nacimiento de dos pequeñas hijas a las que, firme en sus convicciones, decidió criar con estricta disciplina. Claro, lo que nunca imagino es que las cosas no le salieran del todo como esperaba. Sin embargo, con tenacidad oriental fue intentando inculcar en la formacón de su prole algunas ideas que Kumi me expuso como "Aquellas nociones básicas para que tus hijas no salgan unas reventadas".
Intrigado, insistí en conocerlo y pude hacerlo una tarde de abril de esas en que el clima nos acaricia y el tiempo nos regala minutos. Me impresionó como un tierno abuelo con aires de sabiduría ancestral y tranquilidad oriental. Vestía pantalon verde, camisa a cuadros y un chaleco azul que desentonaba con sus mocasines negros. Estaba sentado en la vereda de su casa de Floresta mirando las hojas de los arboles ulular con el viento mientras sostenía su Sake, bebida espirituosa que reemplaza su desayuno, su meienda y su cena y que, finalmente, lo sumían en un extraño estado de somnoliencia y borrachera dificil de soportar en los días que se le daba por exteriorizar su bronca. Gracias a una extraña coincidiencia aquel día tenía una descompostura estomacal que lo llevó a desistir de su traguito de la mañana y del mediodía, con lo cual su lengua estaba lucida y su animo tranquilo. Me senté a su lado intentando hacer el menor ruido posible y nos mantuvimos en silencio un rato observando las hojas ulular. Debo reconocer que me encontraba por demás ansioso, pero me contuve convencido de que él sería quien decidiría cuando hablarme. Finalmente, dio un sorbo y sin mirarme me dijo:
- Joven, usted tiene hijos?
- No - le respondí
- Usted no sabe lo dichoso que es.
Ese breve intercambio de palabras fue el inicio de una extensa conversación donde el Sr.Takao deslizó todo un arsenal de las maximas más machistas que jamas esuche en mi vida. Afirmaciones que, con el convencimiento de un estafador, salieron de su fina boca y que registré con la atención que pude, ya que fue menguando a medida que el Sake enjuagó mi lenga y mareo mi conciencia. No aceptó tomarle una foto con los pocos reflejos que me quedaban, pero luego de un arduo trabajo de inteligencia logre conseguir la que pongo aca.
Al día siguiente destornillado de risa fui anotando en un viejo cuaderno Gloria todo ese bagaje de ridiculeces que ire compartiendo con ustedes, cuando el tiempo me lo permita y cuando se me antoje. Espero les sirva...para reir, llorar o, en el peor de los casos, adoptar.

3 comentarios:

Albo dijo...

Che negro, todo bien pero el chaleco es color beige clarito...

rOx dijo...

espero que sea nene... :os

chenuza dijo...

Muy interesante lo del nipón, espero recibir más de sus sabios consejos... estaré atento y anotando, ya me compre un cuaderno Gloria.