viernes, 23 de octubre de 2009

D10S

Los argentinos, de la mano de El Diego hemos logrado una sufrida y deslucida clasificación para el próximo Mundial de Futbol que nos asegura:
1) Estar dentro del concierto de naciones más importantes del mundo del balón, donde se jugarán los honores nacionales, se combatirá por los colores patrios y se chiflará el himno ajeno.
2) Conocer los aspectos sobresalientes de lo “hermoso” que es Sudáfrica y su gente
3) Disfrutar de un desfile de “botineras titulares”, “botineras suplentes”, “aspirantes de botineras”, “Botitongas” y otras mujeres que buscan el “amor” de los famosos con el viejo y remanido artilugio de lucir el trasero en sugestivas posturas.
4) No tener que inventar excusas para no ir a laburar, dignificando hasta el infinito la “Cábala” de ver todos los partidos del mundial en casa.
5) Que mi tío pueda re-re-reeditar el chiste de “¿Qué? Acaso nos vamos a quedar afuera del mundial”.
6) Relamernos ante la posibilidad de que Brasil pierda algún partido o que fracturen al insufrible de Kaká o que le desfiguren la cara a Ronaldo.
7) Encontrar una excusa mas para tomar unos birrines con triolet entre amigos.
8) Ver que hasta el almacenero chino es “sponsor oficial de la Pasión Argentina”
9) Emocionarnos con las propagandas de “Quilmes” (aún cuando sea de capitales Brasileros)
10) Verificar que éste es el único momento en donde cantamos el himno a los gritos y sin temor a desafinar.

No puedo en modo alguno negar la pasión futbolera que corre por las venas de este servidor, sin embargo, debo destacar que la clasificación, por sobre todo, nos ha brindado una oportunidad única para evidenciar claramente que el lenguaje es una construcción cultural en constante dinamismo, imposible de estancar en viejos diccionarios.
En efecto, El Diego ha generado todo un lenguaje nuevo, que podríamos denominar "comunicación carnal", realmente interesante.
Ha superado ampliamente a Roberto Galan que era un mojigato que sólo buscaba que la gente se bese y formar parejitas de impresentables.
El Diego ha logrado, por ejemplo, que hasta las mujeres más retraídas puedan decir a viva vos "Chupamela!" o que uno a la mañana abra la puerta de la oficina y pueda exclamar a su jefe "Mamála!". Inclusive los que siempre son “tomados de punto” lograron defenderse apelando a la versión "vos la tenés adentro".
Resulta emocionante encontrar que los niños pueden tempranamente adentrarse a los misterios del sexo oral con tanta naturalidad.
Hasta la actitud de El Diego se enrola en la “democratización” de los medios de comunicación llegando al conjunto de la sociedad con lenguaje popular y llano que todos entienden y alejado de cualquier rédito corporativo.
Hoy nadie se espanta al encontrar remeras con la cara del mejor jugador de todos los tiempos, sobre la leyenda exigiendo una fellatio in ore.
Maravilloso es el aporte a la sabiduría popular con sus frases cargadas de significación. Todos recordamos con cariño la conocida “me cortaron las piernas” o la famosa “la pelota no se mancha” y más de una vez hemos apelado a ellas.
Por eso hoy abrazo con calidez a este nuevo producto de erudición.
De esta manera, El Diego efectúa un aporte invalorable a la evolución del lenguaje como ya lo hicieran Sarmiento pregonando una escritura acorde con la fonética de las palabras y García Márquez bregando por la supresión de la letra “H” en algunas palabras.
Y, si alguien se atreve a discutirlo, yo pregunto ¿Acaso no tiene todo el derecho a hacerlo?
¿Acaso no es D10S?!

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